Hades es el dios de los muertos. Es hijo de Crono y Rea y hermano de
Zeus, Posidón, Hera, Hestia y Deméter. Con Zeus y Posidón, es uno de los
tres soberanos que se repartieron el imperio del Universo después de su
victoria sobre los titanes. Mientras Zeus obtenía el Cielo y Posidón el
Mar, a Hades se le atribuyo el mundo subterráneo, los Infiernos, o
Tártaro.
Hades al nacer, había sido, como sus hermanos, tragado por Crono y
luego expulsado. Participó en la lucha contra los Titanes, y los
Cíclopes lo armaron con un casco que volvía invisible al que lo llevaba.
Este casco de Hades, semejante al de Sigfrido en la mitología
germánica, fue usado después por otras divinidades, como Atenea, e
incluso por héroes, como Perseo.
En los Infiernos, Hades reina sobre los muertos. Es un amo
despiadado, que no permite a ninguno de sus súbditos volver a la tierra,
entre los vivos. Es asistido por demonios y genios múltiples que están a
sus órdenes – por ejemplo, Caronte, el barquero, etc. -. A su lado
reina Perséfone, no menos cruel. Contábase que había sido raptada tiempo
atrás en los llanos de Sicilia mientras jugaba y cogía flores con sus
compañeras. Perséfone, hija de Deméter, es sobrina suya. Hades estaba
enamorado de ella, pero Zeus, padre de Perséfone, no había consentido en
el matrimonio, porque le repugnaba, contrariamente a Deméter, que la
joven se viese eternamente encerrada en la mansión de las sombras; por
eso Hades resolvió raptarla. Tal vez le ayudó en el rapto el propio
Zeus, que se convirtió secretamente en cómplice suyo. Más tarde, Zeus
ordenó a Hades que Perséfone fuese devuelta a su madre, pero Hades había
tomado sus precauciones, haciendo que su esposa comiera un grano de
granada; pues, quienquiera que hubiese visitado el imperio de los
muertos y tomado en él un alimento cualquiera, no podía volver ya al
mundo de los vivos. Perséfone se vio, pues, forzada a pasar una tercera
parte del año junto a Hades. Se creía que su unión con éste había sido
infecunda.
Hades, cuyo nombre significa “el Invisible”, era raramente mencionado,
ya que, de hacerlo se temía excitar su cólera. Por eso se le designaba
por medio de eufemismos. El sobrenombre más corriente era el de Plutón,
“el Rico”, aludiendo a las riquezas inagotables de la tierra, tanto las
de la tierra cultivada como las de las minas que encierra. Esto explica
que Plutón sea representado a menudo sosteniendo un cuerno de
abundancia, símbolo de esta riqueza.